Con la mirada perdida, los ojos brillosos, y la pera en la rodilla, te pienso.
El silencio me ensordece. Ya no encuentro ese lugar que alguna vez tuve para refugiarme del corazón, cada vez estoy mas expuesto a este amor de uno, y el viento frío y seco de tu ausencia, me congela los huesos y me enmudece.
En medio de tanta vida, mi reloj se detiene en cada esquina, donde hay testigos de aquel amor. Y ahí queda mi cuerpo quieto, perdido entre tantos otros que caminan sin parar, y ahí estas otra vez, en mi mente, en mi mirada, en el interior de mis parpados, donde cada vez que cierro los ojos, corre como un film nuestra historia, impidiéndome hasta el sueño.
Porque siempre algo me trae a vos, otra vez. Porque generas en mi algo tan fuerte e inevitable como la gravedad. Porque aunque quiera levantarme erguido y seguir algún camino, es claro que no puedo dejarte ir.
Porque me creía fuerte, y cuando me acaricias un ratito toda mi frágil fuerza se desvanece en el contacto.
Porque cuando estoy con vos no hay nada que pueda detenerme, y mis pies despegan del suelo. Mi cuerpo no tiene peso. Mi sonrisa se vuelve indeleble.
Porque en tus brazos nada me falta. Mágicamente me vuelvo inmortal.
Me siento enteramente feliz, desde mi primer rulo, hasta la planta de mis pies elevados.
Y si me abrazas, cierro mis ojos y en mis parpados se reproduce un futuro feliz y lleno de amor.
Porque si te miro, mi corazón late la canción de amor más linda que nadie jamás compuso y las cosquillas en la panza me hacen perder la poca cordura que me queda.
Te extraño, y no se donde estarás, pero no sabes cuanto necesito pedirte que me abraces y que no me sueltes mas.
Preguntas me invaden sin dejarme respirar. Donde estas, como estas, que pensás, que sentís, que necesitas ¿Me extrañas?
Que daría por mirarte de nuevo, por escucharte, por acariciarte con tus ojos en los míos disfrutando de esa conexión mágica que alguna vez tuvimos.
Correr a tu encuentro, abrazarte fuerte, mirarte, tocarte la cara para comprobar que sos real y no una invención de mi sueño más hermoso, darte un beso en el que seria capaz de dejar mi alma.
Pero la realidad me choca el hombro, me despierta. Y estoy allá, en una esquina, perdido entre la gente, de donde nunca me moví, o quizás acá, mientras que con la mirada perdida, los ojos brillosos y la pera en la rodilla, te pienso.
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