Una hoja en blanco, un silencio, un grito del alma.
En cada silencio hay una historia que contar, en cada hoja en blanco, sentimientos que ordenar.
Así elijo ordenar los míos, desde que no estas. Calmar los gritos de mi silencio, en cada hoja en blanco, contar las historias que gritan mudas en algún rincón, aturdiéndome, en silencio.
Que lindo seria conocer tus silencios, que me grites confiado, al alma, eso que callas. Porque tus silencios también cuentan una historia. Pero elegís el ruido, y entre tanto, no puedo oír tu silencio.
Mientras tanto escribo, mientras tanto elijo gritar de esta manera. Y que escuche quien tenga que escuchar, quien pueda escuchar. Y si no, simplemente quiero dejar de callar. Porque las palabras impotentes me asfixian y no me dejan cantar.
Mientras tanto recuerdo, como te canté alguna vez, lo asombrosa que era tu capacidad de hablarle a mi corazón, como podía un silencio tuyo iluminar la oscuridad.
Es que aun no encuentro palabras para expresar lo que oía, cuando callabas.
Mientras tanto siento, escribo y les doy a mis silencios, un espacio, fuera de mí. Adentro.
Mientras no estas, no dejo de sentir, y mis silencios no callan.
Silencios, gritos, palabras, sentimientos ordenados, desordenados: Aquí tienen su lugar. Mis manos, son suyas, ustedes son míos.
Y yo mientras tanto, soy tuyo...
jueves, 17 de junio de 2010
Mientras tanto
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